jueves, 15 de marzo de 2007

Tras la caída del muro de Berlín.

Muchos occidentalistas o defensores del sistema capitalista liderado por Estados Unidos, se frotaron las manos cuando los cimientos que sustentaban el muro de Berlín cayeron abajo. Suponía el fin del bloque soviético como potencia alternativa al capitalista dominado por Estados Unidos y también en una segunda lectura conllevaba el aniquilamiento del ideal comunista, que se convirtió en objeto de linchamiento por parte de los sectores más ultracapitalistas y liberales de occidente.
Después de casi 20 años - en el 2009 se cumplirá su vigésimo aniversario- el olimpo y las delicias que ofrecieron y agasajaron los occidentalistas y Estados Unidos como potencia principal, a los estados herederos del régimen soviético se han quedado en simples utopías. Europa del este no ha cambiado nada con respecto a la época soviética, todo lo contrario podriamos decir. Dos ejemplos son contundentes: Polonia y Ucrania. El primer país está presidido por el tandem Kaczynski, uno presidente de la República polaca, el otro primer ministro. Podriamos decir que Polonia se ha convertido en el cortijo particular de estos gemelos, gobiernan Polonia como quieren, escuchan las recomendaciones que llegan desde Bruselas como si oyesen silencio, aprueban leyes que se alejan de los límites que marca un estado de derecho. Polonia es noticia por dos cosas: una la obligatoriedad que tienen 700.000 polacos de declarar por haber pertenecido al antiguo régimen comunista, delito que quieren tipificar los gemeles Dalton con la expulsión de algunos de esas personas de sus actuales puestos en la administración polaca si lo estuviesen ocupando. En segundo lugar la pretensión de eliminar las pensiones de ex-combatientes, no sólo a los soldados polacos que se adherieron al ejercito rojo para liberar Varsovia del yugo nazi, sino también a los brigadistas voluntarios que fueron a España a defender la causa de la libertad y la democracia, es decir, la causa republicana. Es paradójico que alguna derecha europea se lleve las manos a la cabeza cuando se mira al pasado más negro de su país y sin embargo aplauden a rabiar cuando se intenta tomar venganza de los errores que pudo cometer un régimen comunista, bastante coherencia en su discurso.
No sólo el régimen de los gemelos Kaczynski ha dictado estas dos leyes, sino que Polonia poco a poco se ha convertido en una piedrita dentro del zapato de la U.E. Ya no sólo los ingleses comparten esa situación de incomodidad para los europeistas, sino Polonia se ha aliado con el estado británico para incomodar a los Barroso y compañía. No sólo en lo que se refiere a la posible restitución de la pena de muerte en Polonia, algo contradictorio con la carta de los derechos fundamentales de la U.E firmada en el año 2.000 y de los principios fundamentales de esta organización supranacional- sino en el veto de Polonia al acuerdo U.E- Rusia para el traslado de energía del caucaso a Europa. Polonia quiere que Rusia consuma carne polaca sino mantendrá una posición contraria a este acuerdo, que resulta fundamental para los intereses europeos. Otras cosas que destacan del nuevo régimen polaco son los sucesivos casos de corrupción, las desigualdades sociales existentes en el seno de su sociedad, el abandono de sus servicios públicos y la masiva presencia del catolicismo hasta en la sopa.
El otro caso que me centra es Ucrania, actualmente gobernada por Victor Yuschenko desde 2.005. Yuschenko se convirtió de la noche a la mañana en el objeto de deseo de la U.E y de los Estados Unidos para frenar al anterior gobierno pro-ruso. Este buen hombre, lideraba una nueva "revolución", concretamente la gran "revolución"naranja encargada de suprimir cualquier resquicio que recordase a la antigua Ucrania Soviética y se convirtiese en un país puntero en la Europa del Este. Yuschenko, el hombre de la cara demacrada, asumió el poder en Ucrania, muchos ciudadanos estaban ilusionados y vivian en su burbuja particular, deseando que la corrupción, la delicuencia, las desigualdades sociales, el militarismo, fueran desapareciendo poco a poco del país. A los dos años de asumir la presidencia, Ucrania no ha cambiado para bién, está en la antesala de su negociación con la U.E y también de la organización militarista pro-USA como es la OTAN. Por lo demás no se destaca grandes avances en Ucrania, la corrupción sigue copando los primeros puestos en el panorama político, sólo hace falta remitirse a lo sucedido el año pasado cuando el gobierno ucraniano sufrió una grave crisis a consecuencia de la corrupción que acechó a miembros importantes de ese gabinete, que tuvo como consecuencia la derrota del partido de Yuschenko en las elecciones parlamentarias del año pasado, aunque finalmente la "revolución" naranja pudo seguir hacia delante porque los partidos que la engloban forman mayoría, enhorabuena seguro que Ucrania se convertirá en lanza de la Europa del Este.
Paisaje desolador, sin cambios, cayó el muro pero el paraiso capitalista no ha subsanado los errores que pudieron cometer los antiguos regímenes comunistas en esos países, eso sí antes en la mayoría de los países de la Europa del este, la sanidad, la educación, la seguridad y las jornadas de descanso estaban garantizadas, ahora ni eso está garantizado.
Cayó el muro, pero no cayó las desidias que aún existen por esas tierras.

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